Psicología infantil y adolescencia

En ocasiones niños y adolescentes necesitan ayuda. En la mayoría de estos casos, las intervenciones con ellos son breves ya que los niños mejoran con rapidez. Al trabajar con un estudio diagnostico previo al tratamiento los resultados son altamente efectivos.

Síntomas

La ansiedad es un mecanismo de defensa que crea una serie de respuestas de alerta ante situaciones amenazantes. Estas reacciones son adaptativas y necesarias cuando son reales, pero se convierten en un problema cuando son fruto de nuestra imaginación. La ansiedad es un trastorno del estado de ánimo difícil de detectar sobre todo en los más pequeños ya que suele cursar con somatizaciones físicas (dolores de estomago, de cabeza, mareos…) o alteraciones en el comportamiento (pesadillas, rabietas, estados de mal humor…)

¿Cómo detectarlo? Debemos estar alerta si observamos

  • Preocupación excesiva (estudios, críticas, actividades deportivas, relaciones, apariencia física…)
  • Taquicardias.
  • Alteraciones del sueño
  • Quejas físicas sin origen orgánico (dolencias psicosomáticas).
  • Inseguridades, miedos, tensión o timidez.
  • Deterioro en las relaciones sociales.
  • Nerviosismo e inquietud.
Para poder ayudar a los más pequeños es imprescindible conocer la causa que genera estos síntomas ansiosos para así poder ponerles solución. Normalmente suelen estar relacionados con dificultades en el entorno escolar, problemas familiares, miedos, etc.
Decimos que un niño tiene una fobia cuando presenta un miedo intenso y desproporcionado ante una situación que percibe como amenazante y realmente no lo es.

Podemos dividir las fobias en:

  • Fobias específicas: cuando experimentan un terror irracional hacia la oscuridad, un animal, la sangre, las enfermedades, lugares cerrados (Claustrofobia), lugares abiertos (Agorafobia)….
  • Fobia Social: cuando ese temor se produce hacia situaciones sociales.

Sabemos que la timidez forma parte de una etapa adaptativa y que no tiene porqué resultar problemática si no interfiere en la rutina diaria provocando sufrimiento en el menor. En el caso de la fobia social, los niños si experimentan rechazo a las interacciones sociales, impidiendo que sus relaciones puedan desarrollarse con normalidad.

¿Cómo detectarlo? Debemos estar alerta si observamos:

  • Miedos.
  • Sintomatología ansiosa (ahogos, temblores, sudores, rubor, taquicardia, quejas somáticas….).
  • Bloqueos.
  • Llantos o berrinches ante las exposiciones en público.

En el caso de la fobia social: rechazo a las relaciones sociales y timidez extrema

La depresión, como en el caso de la ansiedad, se suele englobar dentro de los trastornos relacionados con el estado de ánimo. En este caso los niños experimentan emociones negativas que les generan tristeza, malestar y sufrimiento.

¿Cómo detectarlo? Debemos estar alerta si observamos:

  • Llanto, tristeza, malestar, cansancio, falta de motivación y/o vitalidad.
  • Aislamiento – inhibición ante las relaciones sociales.
  • Quejas psicosomáticas (dolor de cabeza, estómago….).
  • Alternaciones en el sueño..
  • Adormecimiento motor.
  • Lentitud cognitiva.
  • Irritabilidad y mal humor.
Una intervención temprana en estos casos resulta muy eficaz ya que los menores evolucionan muy favorablemente.
Las obsesiones se caracterizan por la presencia de pensamientos, imágenes o impulsos que aparecen de forma repetitiva. Normalmente en los niños estas obsesiones van acompañadas de compulsiones o rituales, esto es, comportamientos repetitivos, que necesitan realizar para neutralizar o reducir el malestar que sienten. Las obsesiones más frecuentes en los menores suelen estar relacionadas con los gérmenes, las enfermedades o la muerte.

¿Cómo detectarlo? Debemos estar alerta si observamos:

  • Repetición de acciones continuamente.
  • Rituales en el aseo personal.
  • Repeticiones del inicio de una actividad durante varias veces.
  • Borrar y reescribir una y otra vez.
  • Formulación de la misma pregunta continuamente.
  • Revisar, tocar, rezar, ordenar y contar objetos de forma repetitiva.
  • Pensamientos recurrentes.
  • Rutinas muy marcadas.
En este tipo de trastornos del pensamiento es importante un buen análisis ya que en ocasiones una intervención psicológica temprana evita una cronificación de los síntomas.
Existen niños que presentan unos niveles elevados de energía, son niños movidos, pero no por ello debemos catalogarlos de hiperactivos. Para considerar que un menor padece un TDH (trastorno de hiperactividad) o un TDAH (trastorno de atención con hiperactividad) debemos estar seguros y constatar que existe un deterioro en la adaptación del menor.

¿Cómo detectarlo? Debemos estar alerta si observamos:

  • Falta de control de sus emociones.
  • Dificultades para cumplir las normas.
  • Incapacidad para realizar autocríticas ni para aceptarlas.
  • Aparición de movimientos corporales disfuncionales y/o falta de coordinación.
  • Impulsividad (intervención constante en cualquier conversación).
  • Problemas de atención generalizada (no parcial).
  • Locus de control externo (la culpa de todo lo que le pasa esta en el exterior).

Enuresis

Cuando un niño se hace pipi encima repetidamente más allá de la edad en la que debería estar controlado (3 años aproximadamente para el pipi diurno y 5 años para el nocturno) podemos sospechar que existe un problema de maduración neuromuscular o neurológica. Un acontecimiento estresante puede ser la causa de un episodio de enuresis.

Para un buen diagnostico de la enuresis debemos tener en cuenta:

  • Factores hereditarios.
  • Personalidad del menor.
  • Contexto social, familiar y escolar.
  • Existencia de retrasos en el desarrollo y/o trastornos del pensamiento o la emoción.

Encopresis

Cuando un niño no ha aprendido a controlar la caca pasados los 2 o 3 años de edad hablamos de encopresis. La defecación involuntaria suele producirse por un déficit en el control de esfínteres y en la mayoría de las ocasiones suele comenzar tras un episodio de estreñimiento. Cuando la causa de la ecopresis no esta relacionada con alteraciones fisiológicas, suele ser causada por problemas emocionales, trastornos de personalidad, de alimentación, un bajo coeficiente intelectual o encelopatías adquiridas.

Nos encontramos ante un niño agresivo cuando provoca enfrentamientos que dañan la integridad física o psicológica de otras personas y suele cursar con una tendencia a infringir cualquier regla social.

Los rasgos que coinciden en la mayoría de estos casos son:

  • Impulsividad.
  • Labilidad emocional.
  • Rigidez.
  • Intolerancia a la frustración.
  • No aceptación del límite impuesto.
Actualmente existe un incremento en las denuncias emitidas por padres hacia sus hijos por agresiones. Este aumento de casos ha dado origen al “Síndrome del emperador”, nombre acuñado para definir a este tipo de menores.
Un niño que se autoagrede es un niño que presenta un trastorno de personalidad y debe ser tratado con urgencia por el riesgo que esta práctica conlleva.

Las causas más frecuentes por las que se producen estas conductas son:

  • Llamadas de atención (provocadas por sentimientos de incomprensión, necesidad de escucha, falta de afecto o sensación de vacío).
  • Autocastigo (generado por una autoexigencia extrema, culpa, exceso de responsabilidad…).
  • Evasión de problemas emocionales (ya que sabemos que el castigo físico bloquea el pensamiento y el sentimiento).
  • Control sobre su propia conducta (síntoma relacionado en problemas alimenticios) o la de los demás (chantajes).

Psicologia infantil y adolescencia. CIO Centro psicologia. Psicólogos con una amplia experiencia Cio Psicología está formado por un equipo de profesionales altamente cualificados. Somos psicólogos colegiados, expertos en psicología clínica, educativa y forense, con una amplia experiencia. Tratamientos eficaces En Cio psicología orientamos a las personas hacia el bienestar personal, el desarrollo de sus capacidades y la fortaleza de sus competencias. Trabajamos con una psicología positiva e integral que considera al ser humano como un todo y que utiliza recursos de la psicología humanista y cognitiva. Plaza Puerta Nueva, nº3 1º escalera Bajo B 30008 Murcia Email: info@ciocentropsicologia.com Psicologia infantil y adolescencia